Regulación europea del etiquetado de eficiencia energética

Hoy en día es bastante común al momento de comprar un artefacto eléctrico o equipo electrónico preguntar ¿cuán eficiente es el mismo?, ¿cuánto el su consumo eléctrico?, o ¿Cuál es su clasificación energética?, pero esto no siempre fue así.

Fue en el año 1995, cuando se comenzó a implementar el uso de las etiquetas energéticas, en ese entonces se empleaban solo en frigoríficos, congeladores, lavadoras y lavaplatos, las cuales aportaban cierta información sobre el consumo energético del equipo, pero no eran de uso obligatorio. Con el paso de los años se amplió a equipos de aire acondicionado, hornos, televisores y equipos similares.

Hoy en día el 85% de los consumidores europeos reconocen las etiquetas energéticas y las utilizan al momento de realizar una compra, además son empleadas en los 27 países de la unión europea y en muchos otros fuera de ésta.

La idea original era crear una escala identificada con colores y letras desde la “A” hasta la “G”, siendo la “A” la que identificaría a los productos más eficientes y la “G” a los productos menos eficientes. Al principio, la gran mayoría de los productos se encontraban en los segmentos “E”, “F” y “G”, pero con el tiempo los fabricantes fueron mejorando sus productos y escalando posiciones, por lo que actualmente la mayoría de los productos se encuentran en las clases superiores “A+++”, “A++”, “A+” quedando las posiciones inferiores sin uso. Por tal motivo en el año 2017, la UE decidió realizar algunas modificaciones al etiquetado energético con el fin de facilitar a los consumidores la comprensión de las mismas y poder tener una comparación más efectiva entre productos. La idea principal era volver al conocido escalado energético de la “A” a la “G” y crear una base de datos digital abierta para nuevos productos desde el punto de vista energético para todos los productos que se comercialicen dentro de la UE, de forma que mejoraría la transparencia de la clasificación y facilitaría la vigilancia del mercado por parte de los entes reguladores.

En el 2019, fue adoptado el formato e identidad visual de las nuevas etiquetas de eficiencia energética que regirá para seis grupos de productos que son:

  1. Lavavajillas
  2. Lavadoras y lavadoras secadoras
  3. Frigoríficos, incluidos los frigoríficos para vinos
  4. Lámparas
  5. Pantallas electrónicas, incluidos los televisores, los monitores y las pantallas digitales de señalización.
  6. Aparatos de refrigeración con función de venta directa (frigoríficos industriales)

Los cinco primeros grupos que ya existían tendrán que reescalar sus valores, mientras que el último grupo, para el cual antes no era obligatorio el uso de la etiqueta tendrá que incluir dicha información.

A partir del 1 de Marzo de 2021, será obligatorio el uso del nuevo etiquetaje, por lo que se espera que a principios del 2021 se inicie una campaña de información y divulgación para todos los ciudadanos de la UE.

A continuación te presentamos el formato e identidad visual de las nuevas etiquetas de eficiencia energética.

Un nuevo elemento que incluyen las etiquetas energéticas es un código QR, con el cual los consumidores podrán acceder a la base de dados de registro de productos (EPREL), en la que fabricantes e importadores deberán registrar sus productos, incluida la documentación técnica. También en función del producto encontraran datos energéticos y no energéticos, con pictogramas intuitivos que les permitirán a los clientes poder comparar productos y elegir con mayor información (consumo de agua, capacidad de almacenamiento, ruido emitido, entre otros).

Así mismo, junto con el nuevo formato de etiquetaje energético, se buscara introducir nuevos reglamentos que complementen a los mismos, estableciendo requisitos mínimos sobre aspectos como el consumo de energía en modo de espera, la reparabilidad, la disponibilidad de piezas de repuesto o las facilidades para el desmontaje y el reciclado del producto una vez que finalice su vida útil.

Con todo esto y partiendo del conocimiento por parte de los consumidores de las actuales etiquetas energéticas, se espera que la recepción del nuevo formato sea fácilmente asimilado, permitiéndoles tener más y mejor información al momento de elegir un productos o de compararlo con otro.