1. Planificación y preparación


Antes de nada, piensa bien qué valla eliges porque, además de las propiedades deseadas (por ej., impedir que niños y animales entren o salgan, barreras ópticas, protección contra el viento, etc.), las vallas y las puertas deben combinar con el estilo de la casa y el jardín, pero también con el entorno. Por ejemplo, las celosías quedan mejor en casas de campo que en la ciudad.
Una vez elegida la valla, ya puedes empezar: coloca la valla, incluidos los elementos para la puerta y los postes, donde quieres levantarla después y, con un tendel.

Con una broca larga, perfora los orificios de guía en los que más adelante enroscarás los cimientos atornillados junto con los postes.
2. Montaje de la valla


Ahora debes fijar los postes a los cimientos atornillados galvanizados (en este punto, los postes ya están perforados para atornillarlos) y girar los cimientos y los postes para hundirlos en el suelo. Asegúrate de que la sujeción en el suelo es buena y coloca los postes en vertical.

Atornilla el soporte galvanizado de la valla a la altura de los travesaños.


Y ahora monta los paneles de la valla (las maderas escuadradas sirven de soportes provisionales) y atorníllalos de nuevo a los soportes de la valla.
3. Montaje de la puerta


Coloca los herrajes de acero galvanizado en la puerta y marca su posición en los postes.
Ahora perfora los orificios correspondientes y atornilla las bisagras. Con una abrazadera de fijación, sujeta una madera escuadrada a la puerta. Esta te servirá de soporte horizontal.

Para terminar, coloca el picaporte: primero fija la pieza derecha; así podrás ajustar mejor la pieza izquierda.